Semillas de azafrán
Catalogadas como “oro puro” debido a su alta demanda, su dificultoso proceso de cultivo, y su coste también alto, las semillas de azafrán poseen un sinnúmero de virtudes que la convierten en una especie verdaderamente única.
Si te llama la atención su versatilidad, y estás apunto de aventurarte en su proceso de siembra, has llegado al lugar indicado. Porque gran parte de este artículo estará vinculado a estos aspectos.
¿Para qué sirven?
En eras pasadas, en Egipto, Grecia y el Cercano Oriente el azafrán se utilizaba para teñir vestiduras, aromatizar espacios cerrados, rellenar cojines, decorar el piso durante festines y rociar los teatros.
En la edad media se descubrió su potencial medicinal y curativo y desde entonces también se le ha asociado con el ámbito gastronómico. De hecho, se emplea como ingrediente de muchos platillos especiales como por ejemplo las paellas, mariscos, risottos y hasta en postres.
Variedades
Según su color y brillo los azafranes pueden clasificarse como selectos, buenos, corrientes y superiores. Si es por el olor, entonces se podrán diferenciar entre puros, aromáticos, excelentes, buenos, ordinarios y olorosos.
Ahora, al analizarlos por su longitud y resistencia, estos pueden ser muy selectos o selectos, superiores, medios, flojos y corrientes. Y si se conjugan todas estas categorizaciones se podrían finalmente armar 6 grupos:
- Muy selecto: Cuya hebra es de más de 53 milímetros de longitud. Es fuerte, de aroma penetrante y color muy vivo.
- Selecto: De la misma longitud que la anterior, de hebra gruesa, buen olor y color rojo oscuro.
- Superior: Resistente, brillante, rojo oscuro y longitud de 50 a 53 milímetros.
- Medio: De 46 a 50 mm de tamaño y de buen color, aspecto y olor.
- Corriente: La hebra alcanza los 40 – 46 mm y es de olor agradable y un color aceptable.
- Flojo: Por último, la de menor longitud, unos 40 mm. De poca resistencia y bajo aroma.
¿Cómo se siembran?
El primer aspecto que se debe evaluar antes de comenzar la respectiva siembra es el suelo. Se deben evitar terrenos que hayan sido utilizados previamente para otro tipo de cultivos como la remolacha, patatas, entre otros, y donde haya habido presencia de hongos, particularmente los telúricos.
Una vez se corrobora que el terreno en cuestión cumple con lo anterior, se pasa a una segunda evaluación. En esta se busca evitar suelos pesados, donde el posible encharcamiento se convierta en un problema. Además, este no debería ser pedregoso y poco fértil.
En resumen, lo que se catalogará como parcela óptima será la que pueda garantizar un sistema de riego por aspersión, exenta de problemas sanitarios, de textura ligera o al menos media, y lo más importantes, que sea fértil.
Ciclo anual de la planta
Las condiciones mediterráneas le sientan muy bien al azafrán y esta se comporta de diferentes maneras a lo largo del año y que pueden diferenciarse por etapas:
- Reposo: Las condiciones climatológicas más extremas y adversas en España se dan entre los meses de mayo a septiembre. Y es precisamente en este periodo cuando la planta cae en estado de reposo para soportar el contexto ambiental.
- Actividad: A partir de agosto – septiembre, hasta abril – mayo es el espacio de tiempo donde en principio comienza la aparición de las raíces adventicias, y es justamente aquí cuando brotan las yemas y florece. Luego se produce un crecimiento activo de las hojas, estas se secan y los nuevos cormos se independizan de la madre.
Abono a utilizar
El principal tipo de abono a utilizar para este tipo de siembra es el estiércol, como único material orgánico y un tanto descompuesto. ¿La cantidad?, a razón de unos 100 – 150 kg por área.
En caso de que no sea suficiente la cantidad de estiércol disponible, se podría usar superfosfato 18/20, de 2 a 2,5 kg por área. Y si además el terreno no cuenta con el potasio adecuado, se añadiría 1 kilogramo de sulfato de potasio por área. Ten en cuenta que el momento más idóneo para agregar estos compuestos será en noviembre, al terminar el proceso de recolección y cuando se haga la primera cava.
¿Cuándo hay que regar?
En primer lugar, hay que dejar en claro que el sistema de aspersión es el mejor riego que puede aplicársele a azafrán. Todo esto en virtud de que puede controlarse efectivamente el uso del agua. En segundo lugar, aunque la calidad del vital líquido no es una limitante, se recomienda aquella con conductividades eléctricas altas.
El riego puede comenzar a mediados de febrero y hasta abril, porque es el momento donde la necesidad de agua es mayor. Durante las heladas, se puede continuar con un riego, pero en este caso controlado para evitar podredumbre o daños irreversibles en el cultivo.
Enfermedades
Las manchas pardas que aparecen ocasionalmente en los tubérculos y cerca de la raíz son producto del hongo Phoma crocophila. Para corroborar esto, se sugiere apretarlos con los dedos para ver si la cubierta cede dejando al descubierto la cavidad.
Otro hongo es el Rhizotocnia violácea, el cual ataca considerablemente los azafranes pudiendo comprometer gran parte de la cosecha. Lo notarás al ver una vegetación débil y acompañada de hojas de color amarillo. Y para impedir la proliferación de este tipo de hongo en particular, se debe circunscribir el área afectada, arrancar las plantas que se encuentren dentro de esta para proceder a quemarlas. La labor culmina aplicando cal viva mezclada a sulfato de hierro.
¿Dónde comprar semillas de azafrán?
Las semillas de azafrán para sembrar las puedes encontrar en diferentes comercios especializados y en algunos viveros. No obstante, puedes iniciar tu búsqueda e investigación de una vez indagando en distintos portales online que se dedican a su venta.
- En “fruugo.es” puedes comprar 1.000 semillas de azafrán y hasta la propia planta a partir de 9.95 euros.
- “Cocopot.es” también es un sitio en línea donde por un precio de 3.45 euros podrás adquirir semillas ecológicas de azafrán silvestre.
- Y si además necesitas del bulbo de la planta puedes contactar a a”azafranesmanchegos.com”, 500 gramos de este tienen un precio aproximado de 7.45 euros.
